dimecres, 24 de febrer del 2010

DE RODRIGA A RO

Creo que ya os he mencionado a mi adorado tío Pedro, ¿verdad?. Gracias a él pasé a los pocos meses de nacer de Rodriga a Ro. Cuándo pegué mi primer alarido en el hospital, después del RODRIGA YA ESTÁS AQUÍ a gritos de mi padre, mi tío se puso loco de contento y dijo que evitaría con todas sus fuerzas que a su primera sobrina se le llamara Rodriga. Él no sabía que mi padre tenía decidido el nombre mucho antes de saber que sería padre. Y mi madre siempre dijo que es la persona quien hace el nombre, o sea, que no hay nombres feos, hay personas gilipollas. Si claro, como ella se llama Ana. A por cierto el gilipollas es cosa mía, nunca he oído una palabra malsonante en boca de mi madre.

Mi tío estuvo unos días que me llamaba de todo María que bonita eres. Mira mi Berta que dormilona. Cómo ha cambiado Marta en pocos días. Ay Carla que orejas mas bonitas... Él insistía pero siempre se encontraba con la negativa de mi padre y la insistencia en que me llamara Rodriga y las miradas sonrientes de mi madre.

Según me han dicho nací muy pequeña, sólo con 2 kilos 300 gramos, y los primeros días casi nadie se atrevía a cogerme, ni mi adorado tío Pedro. Pero en pocos meses recuperé todo el peso que perdí en el camino. Dicen que los niños lo oímos todo dentro de la barriga de nuestras madres, yo tengo la teoría que cuando capté que a quien llamaban Rodriga era a mi se me quitaron las ganas de crecer. Es así.

Bueno, a lo que íbamos, cuando yo ya tenía casi 7 meses, mi adorado tío Pedro se atrevió a cogerme en sus brazos y cómo cuenta mi tío querido yo me quedé dormida en su pecho en el acto y hacía unos ruiditos parecidos al ronronear de un gato. Esta niña ronronea, esta niña ronronea, a esta niña le llamaremos RO! Claro, cómo no lo había pensado antes! RO de ronronear no de Rodriga! Mi tío me puso en mi cuna y saltó loco de contento. Desde ese mismo instante cada vez que oía a alguien llamarme Rodriga lo rectificaba y le decía no se llama Rodriga se llama Ro porque ronronea. Y mi madre, como siempre, sonreía y mi padre acabó acostumbrándose al Ro. Sólo se oía el Rodriga en casa cuando hacía algo poco conveniente según mis padres, bueno, aún hoy en día suena el Rodriga por esa misma razón.

Y pasé de tener el nombre más feo del mundo, a que me llamaran por una apodo cariñoso y bonito, bueno ni tan bonito pero por lo menos me salvaba de mi terrible y masculino nombre. Durante años me dieron ganas de substituir el cutre cuadro de Rodrigo(a) por uno hecho por mi. Mucho más real. Un cuadro dónde sólo pusiera una r y una o. Y creo que desde el día que dormí en sus brazos el hermano de mi madre me ganó para siempre ya que gracias a él pasé de RODRIGA A RO!







Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada