dijous, 11 de març del 2010

CONSTANCIA

Cuándo mis padres me dijeron Ro, mamá está esperando un bebé. Sólo deseaba que fuera niña para poder ponerle un nombre más feo que Rodriga. Yo tenía 13 años y el nombre más feo que se me ocurrió fue Constancia.

Así que cada mañana le acariciaba la barriga a mi madre y le decía cosas al bebé como Constancia bonita qué ganas tengo de verte! o Ya quiero jugar contigo Constancia! Y mi madre me miraba con dulzura sin darse cuenta de mi plan malévolo. Constancia era el mejor nombre que le podía escoger a mi hermanita. Después vino el momento en que me di cuenta que en nuestra casa sólo había dos habitaciones, así que seguro que la niña pasaría a ocupar una parte de mi adorado espacio. La verdad, mi cuarto no era muy grande y me autoconvencí que mi cama desaparecería y en su lugar colocarían unas odiadas literas. Seguro que al ser la mayor me tocaría arriba y me quedaría aplastada contra el techo y me caería una mala noche al suelo y no podría escaparme durante la noche para ver la tele detrás del sofá porqué despertaría a mi inquilina. Sí, cuando más lo pensaba, más me gustaba el nombre de Constancia para mi hermanita.

Y ya me imaginaba sacando a pasear a la niña por los parques Hola yo soy Ro, tengo un nombre muy guai, en cambio ella es Constancia vaya tela mis padres! Y cada vez que pensaba en la pequeña Constancia -ya me encargaría yo que se quedara así, nada de Cons o Cia- una sonrisa me surgía y ya tenía ganas de ir con mi madre y abrazarla y decirle todas las cosas bonitas y rosas que había visto en la tienda de pequeñines del final de la calle. Todas ellas para la esperada Constancia.

CONSTANCIA. Cuando más lo decía más feo me parecía y al cuarto mes de embarazo mi madre empezó a llamarle Constancia y yo me reía por dentro cada vez que alguien le preguntaba por el nombre y mamá decía Si es niña Constancia, si es niño no lo hemos pensado aún! Rodriga era nombre de niño, pero mi hermana tendría nombre de documento. ¡Qué días más felices!

La barriga iba creciendo y el nombre de Constancia ya se iba aposentando. Sólo mi adorado tío Pedro objetaba y decía que conmigo no lo había logrado pero que no podría soportar otra sobrina con un nombre de abuela del siglo XVIII. Creo que es una de las pocas veces en mi vida que he visto a mi tío contrariado de verdad. Pobrecito y él no tenía ni idea que había sido yo la instigadora. A mi padre parecía darle igual, aunque a veces pensaba que era una pena, a lo mejor se le ocurriría un nombre aún peor que Constancia, no nos olvidemos que fue él quien me puso Rodriga.

Constancia se adelantó. Mi madre se puso de parto cuándo no había cumplido las 35 semanas. Todo fue de maravilla. Todo, menos que Constancia nació niño, le pusieron Miguel y lo instalaron en el armario ropero de mis padres.

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